viernes, 18 de abril de 2014

Viernes Santo en la Pasión del Señor


Monición, Lecturas, Salmo y Homilía

Mons. José Salvador Torquiaro

Adoramus Te, Christe, et benedicimus tibi.
Quia per tuam Sanctam Crucem redimisti mundum.

Hoy Viernes Santo, cuando la Iglesia contempla compungida a su Señor en la Cruz, y mientras los fieles nos disponemos a recibir, con profundo agradecimiento, la Sangre que nos libera de nuestros pecados y del castigo eterno, ponemos a disposición de nuestros lectores lo siguiente:





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2 comentarios:

VERDADEROS SANTOS dijo...

TRES LIRIOS ATESTIGUAN
LA PERPETUA VIRGINIDAD DE MARÍA

En aquellos maravillosos tiempos en los que del rosal de la Fe brotaban las flores más hermosas, leemos en la vida del bienaventurado Egidio de Asís, discípulo predilecto de San Francisco de Asís, esta atractiva y encantadora historia, en la que resplandece la perpetua virginidad de la Madre de Dios:

"Un piadoso y docto fraile dominico, habiendo sufrido durante muchos años graves tentaciones contra el dogma de la perpetua virginidad de María, decidió ir por fin al encuentro de un humilde franciscano, que tenía la facultad de apaciguar las conciencias confusas, con la intención de exponerle las tentaciones. El bienaventurado Egidio, iluminado por el Cielo, salió a su encuentro y ya fuera de las puertas del convento, saludándolo, le dijo: «Hermano predicador, la Santísima Madre de Dios, María, fue Virgen antes de darnos a Jesús», y dicho esto golpeó la tierra con el báculo y brotó de ella inmediatamente un hermoso lirio. Volvió a golpear la tierra y repitió: «Hermano predicador, María Santísima fue Virgen al darnos a Jesús». Enseguida surgió un segundo lirio aún más bello que el primero. Golpeó por tercera vez la tierra, replicando: «Hermano predicador, María Santísima fue Virgen después de darnos a Jesús». Y nació un tercer lirio que, en belleza y blancura, sobrepasaba a los otros dos.

"Dicho esto, el bienaventurado Egidio se dio la vuelta, sin más, y entró en el convento, dejando a aquel religioso atónito y al mismo tiempo libre de sus violentas tentaciones.

"Supo después que aquel fraile era el bienaventurado Egidio de Asís, le tuvo en gran estima y mientras vivió, conservó aquellos lirios como testimonio irrefutable de la perpetua virginidad de María."

(Surio, Vida del B. Egidio, apud Pe Gabriel Roschini, Instrucciones Marianas, Ed. Paulinas, São Paulo, 1960, p.209.)


http://www.salvadmereina.org/pequeno-oficio-de-la-inmaculada-concepcion-comentado/69-oficio/oficio/2263-oficio1#papagayo

Anónimo dijo...

http://in-exspectatione.blogspot.com.ar/2014/04/a-la-santa-faz.html

quién mira mi rostro ya me está consolando